El viaje de Cunningham
Cuando John Cunningham salió
de la nave pudo sentir el fuerte viento golpear su traje. Miró entonces
alrededor y sólo notó oscuridad e, incrédulo ante lo que pudiese hallar,
emprendió su solitario camino. Durante seis días exploró el territorio y, tal
como esperaba, sólo encontró algunas piedras singulares, pero ni un rastro de
vida. El segundo día recordó a su familia y temió no volver a verlos; al cuarto
ya había manejado la ansiedad, pero al sexto sólo experimentó un fuerte hastío.
El séptimo día, cansado y aburrido, decidió ir más allá de los límites de su
misión. Anduvo y anduvo horas haciendo breves pausas para descansar y para
detallar las formaciones rocosas. Divisó entonces una ciudad abandonada y hasta
allá se encaminó. Al llegar a la entrada del pueblo vio, no sin espanto, que
varios cadáveres colgaban de los cables. Casi se desplomó al corroborar que uno
de aquellos cuerpos era el suyo.
Extraído de http://achicaelbote. blogspot.com.ar/
Cristina Rosas Rojas
(Venezuela, Isla Margarita - 1981)
Licenciada en
Artes mención cine por la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado en
"País Portátil" (http://paisportatil.com/) y "Las
Malas Juntas" http://lasmalasjuntas. com/) Mantiene el
blog personal: http://achicaelbote. blogspot.com.ar/
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